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El Equipo de Protección Personal (EPP) es la primera línea de defensa contra los riesgos laborales. Pero no basta con tenerlo: hay que usarlo bien. Aquí te compartimos algunos consejos prácticos para asegurar que tú y tu equipo estén realmente protegidos.
1. Elige el equipo correcto
Cada tarea tiene riesgos específicos, y por lo tanto, requiere un tipo de EPP distinto. No es lo mismo trabajar en alturas que manipular sustancias químicas. Asegúrate de contar con el equipo adecuado para cada situación: casco, guantes, botas con puntera, gafas de seguridad, protección auditiva, etc.
2. Asegura un ajuste adecuado
Un EPP mal ajustado puede ser tan peligroso como no usarlo. La talla correcta garantiza comodidad, no interfiere con el trabajo y brinda la protección esperada. Verifica que todo el equipo se adapte bien al cuerpo del trabajador.
3. Inspecciona antes de usar
Antes de comenzar la jornada, revisa el EPP. Busca grietas, roturas, desgaste o cualquier señal de daño. Si el equipo está comprometido, no brindará la protección necesaria.
4. Úsalo siempre y correctamente
No te lo quites en zonas de riesgo, aunque el trabajo parezca “rápido”. El EPP solo protege si se usa como debe ser. Sigue siempre las instrucciones del fabricante o del área de seguridad.
5. Mantenimiento y limpieza
El cuidado prolonga la vida útil del EPP. Límpialo regularmente según las indicaciones y guárdalo en un lugar seco y seguro. Evitarás el deterioro prematuro y garantizarás su buen funcionamiento.
6. Capacitación constante
Usar bien el EPP también se aprende. Asegúrate de que todos en tu equipo reciban formación sobre cómo y cuándo utilizarlo. La capacitación continua es clave para mantener una cultura de seguridad activa.
Conclusión:
El uso correcto del EPP no es solo una obligación, es una muestra de compromiso con la seguridad. Aplicar estos consejos puede marcar la diferencia entre una jornada productiva y un accidente que pudo evitarse. ¡La prevención comienza con la actitud!